20 de septiembre de 2014

Escocia: una lección de democracia y normalidad que España debe aprender

Escocia ha decidido seguir perteneciendo al Reino Unido y no ser independiente. La campaña se ha desarrollado con total serenidad y una normalidad democrática que contrasta con el caso español y el referéndum catalán. Por @Danigual



Plena colaboración entre el Gobierno de Londres y el de Edimburgo para que Escocia decidiese su futuro. Desde la puesta en marcha del proceso consultivo, que nace del PM escocés Salomon pero que es organizado por el Gobierno central de Cameron, hasta la campaña electoral, xal grado de normalidad que hasta la Casa Real se ha mantenido neutral. 
Y aunque las similitudes con el caso español son muchas, pues Reino Unido es un estado plurinacional como España, las diferencias entre la consulta escocesa y catalana son enormes. 

En España, el gobierno corrupto de Rajoy (con la complicidad del PSOE) ha amenazado y boicoteado el proceso desde el principio, lanzando veladas amenazas de represión por boca de diversos ministros y panfletos afines al PP. Catalunya es una nación, y eso es algo que solo se le escapa a los estrechos de mente,. Como Galicia, como Andalucía, como Euskadi, como Castilla... Y España no existe desde siempre, sino que nace con el matrimonio de los Reyes Católicos, hace 600 años. La realidad española no es uniforme sino variada, como en el RU, pero allí eso es un valor y aquí una amenaza.
La campaña de descrédito catalana se ha planteado en términos independentistas, cuando la consulta catalana simplemente es una consulta. El derecho de autodeterminación consagra que los pueblos puedan decidir su futuro, como ha hecho Escocia. La independencia solo es una de las dos opciones, aunque aquí ya se asocia que el referéndum solo quiere la independencia. ¿Y si Catalunya vota no? Los escoceses ejercieron ese derecho y decidieron permanecer en la Unión, y el Reindo Unido no salió fragmentado sino más dividido y orientado al federalismo.

Más allá de análisis partidistas, lo cierto es que mientras Reino Unido ha dado una lección de normalidad y democracia, España está dando otra de autoritarismo y violencia. Que Catalunya vote su futuro no puede ser ilegal. Prohibir que la gente vote y se exprese, sí debería serlo.



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